lunes, 4 de enero de 2010

Descubren beneficios de hongo silvestre contra el cáncer



Científicos analizaron el funcionamiento de una droga contra el cáncer hallada en un tipo de hongo.

Un grupo de científicos del Reino Unido logró descifrar el funcionamiento de una prometedora droga contra el cáncer descubierta en una especie de hongo silvestre de la especie Cordyceps.

El equipo de la Universidad de Nottingham, Inglaterra, sostiene que su investigación podría ayudar a mejorar la eficacia del fármaco y hacerlo más útil en el tratamiento de una amplia gama de tipos de cáncer.

La cordicepina, un medicamento utilizado comúnmente en China, fue extraída de un inusual tipo de hongo parasitario que crece en las orugas.


Algunas dificultades


Pese a que la droga actuaría favorablemente, ésta se degradaba rápidamente en el organismo.

Para combatir esta falencia era administrada junto a un segundo fármaco que puede provocar efectos secundarios, lo que limita su uso potencial.

Por eso, los especialistas comenzaron a estudiar otras drogas potencialmente efectivas, por lo que el mecanismo de acción de la cordicepina en el cuerpo humano continuó siendo una interrogante.

"Nuestro descubrimiento abrirá la posibilidad de investigar los diferentes tipos de cáncer que podrían ser tratados con cordicepina", dijo la doctora Cornelia de Moor, jefa de la investigación.

"Será posible predecir qué tipos de cáncer podrían ser sensibles y con cuáles otros fármacos podría combinarse el tratamiento para volverlo más eficaz. Además, nuestro hallazgo podría sentar las bases para el diseño de nuevas drogas contra el cáncer que actúan con el mismo principio", explicó la especialista.


¿Realmente es eficaz?


Los investigadores también desarrollaron un método para analizar qué tan eficaz es una droga en nuevas preparaciones y en combinaciones con otras, lo que podría resolver el problema de la degradación de manera más satisfactoria.

Los científicos de la Universidad de Nottingham observaron dos efectos de la cordicepina sobre las células. En dosis bajas, la sustancia inhibe el crecimiento descontrolado y la división de las células cancerosas. Y en dosis altas impide que las células se adhieran entre sí, lo que también evita su desarrollo.

Ambos efectos probablemente comparten el mismo mecanismo subyacente: la cordicepina interfiere en la producción de proteínas por parte de las células.

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